Tengo la fea costumbre de no contestar a los mensajes que me llegan el 4 de Noviembre. De hecho, no estoy seguro de que sea algo que hago siempre o no, pero ayer lo observé con especial atención. Los agradezco un montón, me hacen mucha ilusión, y todo eso, pero no suelo saber cómo contestarlos, así que no lo hago.
Ayer me pasó por la cabeza el extraño pensamiento de que en realidad no cumplimos años, cada día de nuestra vida es un día que devengamos, hasta que juntamos los necesarios para contabilizar un año más. Tiene que ver con todo este tema de dar tanta importancia a algo tan simple como que la Tierra haya dado una vuelta más al Sol desde que tú estás en ella.
Y, enlazando con algo que escribí hace mucho [mucho] tiempo sobre la Navidad, aunque lo vea tan insustancial, tan irreal, tan comercial, tan casual... me gusta.
[Punto y a parte.]
Me encanta pensar que ya nadie lee este blog. No me malinterpretéis [si es que alguien me lee aún], me gusta que se lea lo que escribo, pero es divertido pensar que todo el tiempo que paso escogiendo palabras para poder ordenar hechos y pensamientos privados convirtiéndolos en algo público, es un tiempo innecesario y que en realidad estoy aplicando un protocolo obsoleto que tan sólo sirve como un absurdo ejercicio mental. Es como participar en una exhibición y ser también el único espectador... Eso no resta valor al ejercicio previo a la exhibición, ni resta satisfacción a la hora de comprobar los resultados.
Pero lo que más me gusta es pensar que la gente que entra aquí poniendo en Google las palabras "pez panga", se queda un rato y lee cómo me va la vida...
[Fin de la entrada 20]
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